Voy a salir de casa y como siempre reviso mis bolsillos: documentos, dinero, llaves y teléfono móvil. Si hace 10 años me preguntaban si mi teléfono iba a estar en mi lista de objetos imprescindibles para cuando estoy fuera de casa no hubiese nombrado mi teléfono celular.
Hace tres años que mi teléfono celular se convirtió en una herramienta, algo que necesito ante una emergencia, un servidor tiene un problema y en la mayoría de los casos puedo salir del apuro utilizando una terminal SSH desde mi móvil, luego llego a la oficina y trabajo más cómodo desde mi computadora.
Sin embargo tener una herramienta tan portable, útil y rápida me hace pensar algo y es: ¿Que tan necesario es cambiar mi teléfono móvil?
Si me dejo llevar por las publicidades parecería que nuestro teléfono es obsoleto al momento de comprarlo.
Si escucho a un quinceañero debería tener el último móvil para ser popular y lograr interactuar de igual a igual con otras personas.
Si escucho a un fanático (Apple o Android) debería actualizar mi teléfono lo más rápido posible para demostrarle a los que tienen un teléfono de la competencia las cosas que mi marca puede hacer y la de ellos no.
En definitiva hay que tener una precaución impresionante a la hora de escuchar consejos sobre cambiar un teléfono móvil por que las personas en general se encuentran influenciadas a tal punto que colocan la presión sobre uno para que viva actualizando su modelo.
Cambiar el móvil todos los años es ilógico.
Uno puede ganar 1 dólar por mes o 10 millones, el factor económico no tiene nada que ver con la acción de cambiar el teléfono. Nuestro comportamiento en lo que se refiere a telefonía celular no debería ser tomado a la ligera.
Factor social
No cambiar el teléfono seguido se convirtió en un estigma social. Esto queda evidenciado en los más chicos y es cuanto menos preocupante.
Hace unos días caminaba cerca de un colegio público cuando paso por al lado mío toda una manada de individuos hormonalmente inestables (léase adolescentes). Algo me sorprendió, todos iban caminando mirando las pantallas de sus celulares, pero algo me sorprendió aún más, todos los teléfonos eran de gama alta.
Chicos y chicas de 12 años aproximadamente con teléfonos de 500 dólares en la mano, todos estudiantes de una escuela pública. Asistir a una escuela publica no es sinónimo de pobreza, pero siendo honesto, me cuesta muchísimo entender las necesidades técnicas reales de una persona tan pequeña para requerir teléfonos de esa gama. Y más me cuesta entender a unos padres que se gastan ese dinero en un dispositivo para un chico que no lo necesita.
Pero si analizamos un poco más esta situación, que no solo afecta a chicos, podremos entender un poco más a esos padres que en muchos casos pagan un teléfono en 24 cuotas siendo personas que llegan con problemas a fin de mes.
El teléfono móvil se convirtió en un indicador de estatus
Y habla muy mal de la sociedad pero es una realidad. Muchísima gente gasta lo que no tiene para demostrar algo que no es. Esto no es nuevo, paso siempre, con la ropa, con los accesorios, con los autos y ahora con los celulares.
Un teléfono móvil, por más rápido que sea no deja de ser un teléfono. Es tan simple como eso.
Es por eso que nunca me interesaron las peleas de fanáticos, por que de cierta manera terminan promocionando esta brecha social de las qué les hablo.
En definitiva siempre terminamos en lo mismo, la discusión entre las personas parecería rondar más en que herramienta es más potente en lugar de centrarse en la utilidad. Cuando dos o más personas discuten sobre teléfonos celulares, presten atención, en que la charla se centra en que puede hacer uno y que no puede hacer el otro, pero nunca se dice: “a mi esta funcionalidad me sirve por x motivo” que debería ser lo importante.
Son simplemente discusiones caprichosas, de nenes caprichosos.
Me preocupa y mucho la forma en que estamos tratando la telefonía móvil, porque el eje se esta desplazando de algo pura y exclusivamente técnico a una connotación totalmente social. Le estamos dando un lugar privilegiado a una simple y muy buena herramienta que sin embargo no merece.
Por eso, la próxima vez que critiquen el teléfono de una persona, piensen por un segundo cuál es su verdadera posición, objetar algo tan superfluo como un teléfono móvil puede hablar mucho más de nuestra personalidad de lo que inicialmente pensamos.
La potencia de los teléfonos móviles aumenta en cada versión nueva, mi teléfono tiene tres años y todavía no pude apreciar alguna merma en el rendimiento, entonces ¿porque debería cambiarlo? Porque las nuevas versiones me dan acceso a cosas nuevas, excitantes y que no necesito…no gracias.
Oscar Herrera
11 años ago
Es realmente triste la forma en que le damos más importancia a los teléfonos móvil que a nuestra vida personal, ya que todos los temas de conversación en un grupo de amigos es a cerca de esta herramienta.
Martha Sialer, Lima-Perú
11 años ago
¡Muy bien dicho Pablo!
Cada día nos creemos más superados , pero somos más sumisos a la tontería.
Dayana
11 años ago
Quizás muchos lo conozcan, pero para aquellos que no hay un texto de Julio Cortázar que cada vez que hablan de los celulares como en el post se me viene a la cabeza (cambien reloj por movil y es exacto!):
Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj
Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.
Pablo
11 años ago
Oscar, comparto lo que dices, en mi grupo de amigos esta pasando y eso que son personas que se encuentran muy alejadas del grupo de la tecnología, esto así nunca me había pasado 🙁
Pablo
11 años ago
Muy bueno! No lo conocía, pero es exactamente lo mismo que ocurre con los teléfonos.
Pablo
11 años ago
Gracias Martha por tu comentario 😀
elmariano
11 años ago
No lo conocia, pero lo que tampoco conozco y realmente quiero hacerlo -sospecho q no soy el unico- sos vos, flaca!!!